Han pasado dos semanas desde que un terremoto de 7.8 grados en la escala Richter, seguido de varias réplicas, sacudiera la frontera entre Turquía y Siria, dejando un panorama desolador con millones de personas afectadas. A día de hoy la situación sigue siendo especialmente compleja en cuanto a la atención directa de las víctimas y su futuro a corto y largo plazo. Pero si hay algo positivo que se puede sacar de todo esto, es el terremoto de solidaridad que en los últimos días ha vuelto a demostrar que la unión y la buena voluntad de las personas, puede realmente cambiar el mundo.
Desde la ONGD SED conocemos bien el trabajo sobre terreno, así como la atención a situaciones de emergencia. Recientemente nos movilizamos por la guerra de Ucrania, para el envío de recursos y atención directa, en un primer momento a través de Cáritas y actualmente de la mano de la asociación UKRANIA para la compra de generadores. Tampoco queda lejos la campaña de emergencia con motivo de la pandemia de la COVID-19, que nos permitió enviar recursos para combatir las consecuencias que la crisis generó.
Esta vez hemos contado con un factor clave para poder canalizar toda la ayuda, y ha sido la relación directa con los Maristas Azules de Alepo. Aunque la situación ha sido dramática tanto para la población de ambos países, es cierto que Siria cuenta con un contexto especialmente complejo, arrastrando las consecuencias de años de conflicto bélico y el bloqueo económico internacional.
Hemos podido hablar con el Hermano Marista Georges Sabe, coordinador de la actividad de los Maristas Azules y nuestro contacto directo en el terreno, y nos ha puesto al día de la situación. Hace referencia a una “realidad dura”, porque entre otras cosas “las personas tienen miedo” y cansancio tras más de una semana desde el inicio de la catástrofe, en muchos casos sin poder volver a sus casas.
La situación sigue siendo bastante grave, especialmente por la realidad en que se encuentra la ciudad – Georges Sabe
Al comienzo de la guerra en 2011, los Maristas Azules decidieron quedarse en esta ciudad y reorientar su labor para atender a los desplazados del conflicto armado formando una comunidad, hermanos y laicos maristas comprometidos en dar respuesta a los problemas de las personas afectadas por la violencia de la guerra. Surgió así el grupo, formado por una comunidad de religiosos de más de medio centenar de personas voluntarias. Es entonces cuando SED y los Maristas Azules intensifican su colaboración mediante el desarrollo de proyectos de emergencia dedicados al reparto de alimentos básicos, programas de seguimiento escolar o atención sanitaria de emergencia.
Desde el primer momento tras el seísmo, los Maristas Azules han estado acogiendo en sus instalaciones de Alepo a las personas y familias enteras que han solicitado asilo, bien por haber perdido sus hogares completamente o no contar con recursos. Ahora, dos semanas después, como señala Georges Sabe, lo más importante es empezar a garantizar soluciones para las personas que se han quedado sin hogar, para no prolongar la atención de emergencia.
Hay que pensar en el futuro, soluciones habitacionales para todas las personas que se han quedado sin hogar, son los más vulnerables – Georges Sabe
Desde la ONGD SED ya se ha podido poner en marcha dos envíos de fondos con el objetivo de atender las necesidades más inmediatas. Si bien es cierto que, como confirmaba el propio Georges, cuentan ya con mantas y materiales suficientes, están tratando de garantizar algo tan básico como necesario: la higiene personal, las duchas y la ropa interior o pañales.
Queda mucho por hacer, y mucha solidaridad que canalizar. Y es que no solo han sido personas a título individual, sino también otras entidades del sector, quienes han apostado por la campaña de emergencia de SED. Nuestra prioridad ahora es seguir apoyando a los Maristas Azules, pues podemos garantizar que a través de ellos la ayuda llega. Son innumerables las muestras de apoyo y las donaciones que han llegado a SED durante los últimos días y que siguen llegando, por eso queremos tener la certeza que cada céntimo pueda ser invertido para mejorar la vida de la gente.
Ismael Cámara García | Dpto. de Comunicación ONGD SED