Durante este el año que ahora termina, hemos vivido el 30 Aniversario de la fundación de nuestra ONGD SED y ha sido un tiempo en que, desde los lugares del mundo en que SED está presente, se han reproducido muchas imágenes de rostros de niños, niñas, jóvenes, ancianos… con una gran sonrisa en los labios.
¿Qué mueve a SED a provocar esas sonrisas? Me viene a la memoria, para responder a la pregunta, la historia de la estatua de oro de Buda cubierta de arcilla.
La historia nos relata que en un monasterio budista había una gran imagen de Buda que era de oro. Ante la amenaza de invasión de Tailandia por parte de los birmanos, los monjes, para que no se llevaran la estatua, deciden cubrirla con una capa de estuco. Parece que los monjes murieron en la invasión y la estatua quedó abandonada durante siglos pues no era atractiva, hasta que posteriormente se decide trasladarla. En los trabajos del traslado se descubre que, a través de una grieta en el estuco, se ve el brillo del oro y se procede a sacar la estatua que hoy se encuentra en un templo de Bangkok.
Pues bien, algo que desde SED hemos ido experimentando a lo largo de estos 30 años es que ser solidarios significa haber descubierto la belleza, la dignidad, el tesoro que todos los seres humanos somos. Todos llevamos dentro una joya que nos constituye y que las circunstancias y la realidad de la vida, ocultan. Nuestra misión es crear las condiciones necesarias para que, cuantos tienen negada su dignidad por las realidades inhumanas en que viven, puedan sentirse las joyas que son.
La energía de tantos voluntarios/as, cooperantes, socios/as, colaboradores/as que a lo largo de estos 30 años han sentido que “solidaridad” se escribe con letras luminosas, nos inspira a seguir por caminos renovados.
Y tras este año tan intenso, llega la Navidad, tiempo de compartir sonrisas, de reconocer el valor incalculable de todo ser humano, de sonreír de corazón. Si nos viéramos reflejados en los demás y viéramos en cada uno reflejada la joya que cada uno es, no atravesaríamos las situaciones de guerra, injusticias y odios que sufrimos.
Afortunadamente son cada vez más quienes han descubierto la luminosidad en sí mismos y en los demás. Podemos mirar al futuro con esperanza. Además, esta Navidad nos trae un claro mensaje: Dios hizo brillar la joya en nuestro interior, pues Él la había colocado y envió a su hijo para hacerla patente.
Nicolás García Martínez | Presidente de la ONGD SED