Lunes 9 de febrero. A pesar de que la Mutilación Genital Femenina (MGF) es ilegal en Kenia, se estima que el 37,5% de las mujeres kenianas se siguen sometiendo a alguna forma de circuncisión femenina. En la zona de Baringo, al noroeste del país, viven los Pokot, una etnia nómada y semi-nómada, organizada en una sociedad patriarcal. En esta zona se continúa practicando la MGF en la mayoría de las niñas de entre 12 y 18 años, ya que es una obligación social de pertenencia al grupo étnico que supone una seña de identidad que les permite formar parte de la sociedad y casarse. La MGF o “cutting”, como lo denominan en la zona, es realizada por las circuncidoras tradicionales, mujeres ancianas y respetadas por el grupo, que utilizan instrumentos no esterilizados en la mayoría de los casos. En esta zona se practica la denominada infibulación o circuncisión faraónica, considerada la más severa y dolorosa.
Las consecuencias de MGF en la salud de la mujer son muy graves ya que provoca problemas inmediatos como hemorragia, infección, daño a otros órganos y retenciones de orina. A largo plazo puede causar complicaciones en el parto con riesgo elevado de mortalidad materna, menstruaciones dolorosas, quistes, relaciones sexuales dolorosas o riesgo incrementado de contagio del VIH/SIDA. Según estudios del 2006 de la OMS, en Kenia la tasa de mortalidad de los recién nacidos es hasta un 55% más alta cuando la madre está circuncidada.
La lucha contra la Mutilación Genital Femenina entre los Pokot es una tarea complicada dado el arraigo que tiene entre las personas y en especial entre las propias niñas y mujeres, ya que su deseo de pertenencia al grupo es mayor que el dolor que supone.
Sin embargo, en los últimos años, se ha visto una ligera tendencia positiva entre los Pokot, ya que cada vez son más niñas y mujeres las que se oponen a esta práctica.
En la pequeña comunidad de Barpello, este cambio viene de la mano de las Hermanas del Verbo Encarnado, socio local de la ONGD SED, que gestiona desde hace más de 15 años el Proyecto Médico de Pokot del Este. Este proyecto da cobertura a 50.772 personas en un territorio de 2.920 km2 exento de clínicas, hospitales y puestos de salud.
A través de sus clínicas móviles, que recorren más de 25 comunidades cada semana, se ha posibilitado la realización de actividades de sensibilización y educación sobre los peligros del “cutting” entre niñas, mujeres y hombres. Asimismo, mientras se lucha por su erradicación, se ha impartido formación higiénico-sanitaria a las parteras tradicionales para optimizar sus intervenciones con las mujeres circuncidadas y derivar los casos más graves a los servicios sanitarios públicos.
Desde SED pensamos que la educación es el motor para el desarrollo, pero en este caso, debe ir de la mano de un cambio de conciencia que sea respetuoso con la cultura y aceptada ampliamente tanto por las mujeres como por los hombres. Los Pokot tienen diferentes tradiciones que celebran en fiestas comunitarias como el paso de niño a hombre (la circuncisión) o el paso de niña a mujer (la mutilación). Es así que las Hermanas del Verbo Encarnado promueven una celebración alternativa en el caso de las niñas con la misma carga simbólica que el rito de iniciación, pero sin ser mutiladas genitalmente.
El trabajo de las Hermanas del Verbo Encarnado se ha visto reforzado por un hecho histórico: desde el año 2013, Barpello está liderada por una mujer, la primera: Chief Kakuka. Esta mujer de 39 años, con estudios primarios y 6 hijos se ha propuesto acabar con la MGF en su comunidad. Desde 2010, la MGF es ilegal en Kenia, pero es difícil cumplir con la ley si no cuenta con el apoyo del gobierno para detener a las personas que siguen realizando dicha práctica. Mientras esa ayuda llega, su opción es erradicarla a través de la educación. Uno de sus objetivos principales es promover la educación entre las niñas, para que ellas mismas puedan tomar la decisión y finalizar sus estudios, siendo conscientes de que no es necesario practicar la ablación para sentirse mujer y que este sentimiento se lo transmitan a sus futuros hijos e hijas. De hecho, ella no ha practicado la MGF a ninguna de sus 4 hijas, todas ellas escolarizadas.
Las Hermanas del Verbo Encarnado y la chief Kakuka tienen un duro camino por delante, pero ya han comenzado y ya son varias niñas las que no han sido mutiladas gracias a su trabajo.
Miriam Lyle García, técnica de proyectos de Kenia de la ONGD SED, y Lucila Bergareche, voluntaria de SED en Kenia