Queridos Reyes Magos:
Las Navidades no serían lo mismo si no hiciera esta carta. Normalmente la escribo pensando en mí y, como mucho, en mi familia y amistades. Sin embargo, me estoy dando cuenta de que el mundo es mucho más grande de lo que veo a mi alrededor. Y de que todo esta tan interconectado que es imposible separar mi consumo de lo que ocurre en el resto del planeta.
Este año he intentado portarme bien: desde las ONGD a las que pertenezco (PROCLADE, SED y PROYDE) he participado en las campañas de Educación para el Desarrollo, sensibilizando sobre cómo no perjudicar con mi consumo al desarrollo de los países más empobrecidos. Sin embargo, aún me queda mucho por hacer, porque hay cosas que no he conseguido cumplir: debo pensar más antes de comprar, informarme de cómo se ha fabricado o de dónde viene lo que compro y por supuesto, poner en práctica algunas alternativas para que mi consumo tenga un impacto cada vez menos negativo para el mundo que voy a dejar. Al menos medí mi huella ecológica para poner soluciones sabiendo en qué fallo más.
Quizás, tanto yo como el resto de la sociedad, merezcamos algo de carbón… pero por favor, os pido que sea extraído de minas donde se respeten los derechos de sus trabajadores y donde se cumpla la legislación exigida, como también supongo que será el oro que lleváis al Niño Jesús. Seguro que es así, porque sé que sois responsables en vuestro consumo: ¡repartir tantos regalos en solo una noche y sin coger el avión es importante para el medio ambiente!
Este año no quiero juguetes nuevos, prefiero cambiarlos con mi amigo y reciclar algún viejo muñeco que dejé abandonado antes de tiempo.
De ropa, he visto alguna bufanda, que necesito, en una tienda de Comercio Justo. Me gustan estas tiendas porque en ellas encuentro muchos productos que necesito, tanto de comida, como de ropa, juegos o cosmética, y además, puedo comprar con la seguridad de que se lleva a cabo un comercio respetuoso para los productores de otras partes del mundo.
Y hablando de cosas para comer, este año vuelvo a pediros que nos ayudéis a calcular la comida suficiente para estos días, porque, con tanta comida que tiramos (en casa, en los comercios, en el transporte, en el almacenamiento y en el campo), los precios suben y aunque aquí podamos pagarla, en los países empobrecidos llega a resultar imposible. Por cierto… cuando paséis por las casas de nuestros y nuestras representantes públicos, me gustaría que les dejarais nuestras peticiones para trabajar en común lo de frenar, de una vez por todas, el desperdicio alimentario.
Y ya que estamos con el tema público… os pido una mejor y mayor ayuda al desarrollo desde nuestras instituciones. Mientras tanto, yo seguiré trabajando para dar a conocer las barreras que desde nuestros países ponemos al desarrollo.
Pero sobre todo, quiero pedir justicia y derechos para aquellos que no conozco, pero que sé que dedican muchas horas al día a trabajar para que todos y todas tengamos nuestros regalos estas fiestas. No me refiero a vuestros pajes (ni a vosotros mismos), sino a aquellas personas que trabajan en talleres ilegales, sin apenas tener tiempo para descansar ni disfrutar de estos días en familia.
Ojalá el año que viene se cumplan todos mis deseos y sigamos consumiendo responsablemente. Por cierto, hemos dejado dulces de Comercio Justo y agua para los camellos, sabemos que de donde vienen, el cambio climático ha hecho que se den grandes sequías.
Felices fiestas,
Departamento de Estudios e Incidencia Social de PROCLADE, SED y PROYDE.