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Coralie Teyssonneyre
Brasil está claramente de moda. Suena a samba, carnaval, playas y alegría, sin olvidar el fútbol. Su estatus cambió de manera muy marcada en los últimos años, y el país se abrió a una nueva realidad: un ejemplo de crecimiento económico, de desarrollo, de renovación, diversificación e innovación en la economía.
Sin embargo, este análisis es parcial, y sólo refleja una cara de la realidad socio-económica de Brasil, ya que según los datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), un 18,6% de la población vive en situación de pobreza, y no son menos de 17 millones de brasileños los que viven en situación de extrema pobreza (con menos de 32€ al mes), lo cual representa un 9% de la población total brasileña.
Este domingo se jugó la esperada final entre Alemania y Argentina. Los titulares de prensa han cubierto profusamente el evento a lo largo de este mes de competición, la cual atrajo a cerca de 700.000 visitantes extranjeros. Pero más allá del deporte, han destacado las paradojas y el aspecto controvertido de este mundial de Brasil.
En efecto, ¿cómo callar a miles de protestantes anti-FIFA, quienes denuncian un gasto excesivo del estado brasileño de 28 mil millones de reales (más de 9 mil millones de euros) para las diferentes instalaciones temporales y los estadios, y la ausencia de enfoque en las prometidas mejoras de infraestructura pública? ¿Cómo no escuchar a las protestas populares 2013 en este país de casi 200 millones de personas?
Subida de precios
El precio del transporte público aumentó, así como el de otros servicios y productos, el nivel de pobreza y la inseguridad siguen siendo muy altos… Mientras tanto, este evento deportivo supuso una inyección de más de 60.000 millones de euros para Brasil que la FIFA ofrece exenta de impuestos y de leyes especiales.
Otro efecto negativo de la Copa del Mundo 2014 y de los Juegos Olímpicos de Río para 2016 son las 250.000 personas que fueron desalojadas de sus hogares o están bajo la amenaza de serlo en un futuro cercano.
¿Cómo justificar esto, sabiendo que las estructuras deportivas y espacios reservados que reemplazan los alojamientos se usarán probablemente en escasas ocasiones después de los eventos internacionales? Los sectores con menores recursos han sido los principales afectados por los desalojos para las construcciones: graves violaciones a sus derechos, falta de notificaciones, demoliciones nocturnas, pago de indemnizaciones por debajo del valor de las propiedades…
Hablando de derechos humanos, es difícil evaluar el impacto exacto en el incremento de la explotación sexual, pero sí, la Copa del Mundo crea un ambiente propicio a dichos delitos.
Si la población brasileña fuese interrogada hoy sobre su apoyo a la candidatura de Brasil a acoger un Mundial, el 51 % diría que no, un 19,7 % apoyaría parcialmente y sólo un 26,1 % la apoyaría plenamente. Ya llegó el momento de plantearse cuales son los errores a evitar y las prioridades a considerar para la Copa del Mundo 2018 en Rusia.