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El pasado 18 de julio vivimos una de las jornadas más especiales de este voluntariado visitando la comunidad de Tzimajil, con el programa de donación de alimentos “monitoreo de peso y talla”.
El proyecto de Futuro Vivo traspasa las puertas de la escuela de Samac, en Cobán, con actividades en favor del entorno y, a través de esta iniciativa, las Carmelitas de la Enseñanza extienden el servicio de desayuno diario en la escuela, donado por la ONG Movimiento en Desarrollo, a núcleos desfavorecidos.
Los tres voluntarios de SED -Silvia, Ibon y Diana- acompañamos a Paola, administrativa de la escuela, y otros dos cooperantes, a Tzimajil; una aislada comunidad indígena, donde documentamos el peso y estatura de 26 niños de entre 2 y 12 años para su seguimiento y optar así a recibir la ayuda alimenticia que garantiza la nutrición de los más pequeños.
A pesar de que inicialmente esta comunidad se mostró reacia a participar en el programa, los niños citados acudieron bien aseados y vestidos para la ocasión -muchas de ellas con el traje tradicional compuesto por el corte/falda y güipil/blusa-.
Tras la medición nos deleitaron con el almuerzo que habían preparado dentro de la casa, por la que merodeaban gallinas y perros, donde terminaron entrando madres y pequeños para vernos disfrutar del delicioso arroz con pollo. Sospechamos que es un plato que no se pueden permitir en su día a día… pero para ellos las visitas, especialmente de extranjeros, son algo extraordinario, un hecho que no dudaron en documentar con sus móviles.
Entregamos las donaciones en función de los hijos de cada familia: frijoles blancos, negros y rojos, avena, naranjas, leche en polvo, nutrisam (un suplemento alimenticio), flor de jamaica para infusiones e incaparina (harina reforzada con nutrientes).
Mediante este proyecto, además de proporcionar alimentos a los vecinos de Tzimajil, Futuro Vivo busca acercarse a la comunidad para ganar su confianza y ofrecerles sumarse a la escuela como alumnos.
Al regresar, compartimos impresiones. Madres y niños nos recibieron serios, pero conseguimos sacar alguna sonrisa con bromas y gestos de afecto, a los que no están acostumbrados. Valoramos la injusticia de que hoy en día haya familias viviendo de una forma tan aislada y sin dignidad -que entendemos por acceso a agua potable, luz y baño-, y de la que sospechamos que el gobierno ni conoce su existencia. Una sensación que se endulza al ver que con una sonrisa y un poco de cariño, estas personas fueron felices el tiempo que compartimos con ellas. El brillo de sus ojos reflejaba que sintieron que alguien, en este caso Futuro Vivo, fue capaz de comprobar que su comunidad existe y sus vidas importan.
El programa “monitoreo de peso y talla” se lleva a cabo cada cuatro meses en la escuela de Futuro Vivo, registrando la evolución de todos los niños. El día anterior de la salida a Tzmajil, medimos y pesamos a los alumnos de Samac.
Diana Victoriano Izquierdo, Silvia Fondón Zaballa e Ibon de Lucas Bermejo | Voluntarios CTM Cobán, Guatemala