Entrevista al hermano marista Eugenio Sanz, responsable del proyecto de construcción de una escuela para los hijos de los trabajadores de las plantaciones de té en Moulovibazar, Bangladesh
Eugenio, hace tiempo que no tenemos noticias frescas de vuestro proyecto…
Sí, hemos estado bastante ocupados últimamente con la compra del solar donde vamos a construir la escuela y el internado.
Es decir, que ya habéis conseguido comprar el terreno
Gracias a Dios, sí. Ha sido un proceso largo y complicado como suelen ser las cosas por aquí. Tras idas y venidas, problemas para ponerse de acuerdo en el tamaño real del solar, discusiones y regateos sobre el precio, etc, el pasado 23 de noviembre asistimos al acto de firma de la compraventa.
¿El terreno es ya vuestro?
Oficialmente pertenece al Obispado de Sylhet, nuestra diócesis. Pero tenemos un acuerdo privado por el que el Obispo nos cede la propiedad. De hecho, creo que pronto podremos ser los propietarios oficiales, cuando terminemos los trámites para que los Maristas seamos una “legal entity” en Bangladesh.
El solar es una preciosidad, con un suelo estupendo para la construcción, y lleno de árboles e incluso con un pequeño arroyo que lo cruza de norte a sur.
Os ha costado sudor y lágrimas reunir el dinero para la compra, ¿no es así?
Ya lo creo. Y quiero desde aquí agradecer a SED, a las provincias maristas de Brasil e Ibérica, y a más de un centenar de donantes privados el esfuerzo que han hecho para ayudarnos. Ha habido casos emocionantes de personas que han colaborado con nosotros; desde quienes han donado 10 euros hasta quien nos dio 30.000 euros. Después de esta experiencia de recaudar fondos casi puerta a puerta, creo definitivamente en los milagros.
Bueno, ¿y ahora qué?
Pues ahora toca desarrollar el proyecto en sus múltiples aspectos: construir un muro alrededor para evitar robos y tala de árboles, tener los planos y los presupuestos detallados, elegir empresa constructora, obtener las aprobaciones definitivas del hermano Emili Turú, superior general, y su Consejo, recaudar fondos para la construcción, visitar y colaborar con las maestras y maestros que trabajan en las plantaciones de las que nos vendrán los alumnos, seleccionar los profesores y profesoras que trabajarán con nosotros y darles una formación pedagógica y marista, seguir los contactos con el manager de la plantación anexa a nuestro solar, contactar con las autoridades educativas locales o nacionales para lograr una rápida aprobación de la escuela y acceder a ayudas por parte del Gobierno de Bangladesh, recabar ayuda de las autoridades religiosas cristianas para algunas gestiones… Mil cosas.
Eso va a llevar tiempo…
Tiempo, esfuerzo y energías. Creo que en España la prensa no se está haciendo eco de la situación de desorden que prevalece desde hace meses en Bangladesh. Pero lo cierto es que los meses anteriores a las elecciones generales del 5 de enero han sido caóticos.
La oposición ha convocado huelga tras huelga, y bloqueo de las grandes ciudades y los transportes. Yo, por ejemplo, tendría que haber hecho varios viajes a la capital Dhaka para solucionar diferentes asuntos, pero llevo más de un mes sin poder hacerlo, bloqueado en Srimongol.
Hay cosas que se pueden resolver por teléfono o email, pero muchas no; hay que reunirse con arquitectos, constructores, abogados para tratar diferentes asuntos, algunos de ellos urgentes; pero no ha habido manera… Por eso llevamos ya un retraso de un par de meses con respecto a las previsiones que habíamos hecho.
¿Qué le dirías a la gente que lee esto en España?
Que nos tengan presentes en su recuerdo y en su oración. Lo que estamos haciendo no es fácil: empezar una obra nueva en un país nuevo del que desconoces muchas cosas, para un grupo humano realmente necesitado. Los trabajadores de las plantaciones de té de Bangladesh son pobres entre los pobres.
Sus salarios diarios llegan escasamente a los 50 céntimos de euro, no tienen posibilidad de poseer tierra ni casa propia, sus condiciones laborales, sociales, educativas, sanitarias son increíblemente precarias.
Y la educación es crucial para sacarles de esa situación…
Indudablemente. Creemos firmemente que una educación de calidad es la única vía de escape que les queda a esos miles de muchachos y muchachas para romper con el círculo vicioso de miseria en el que están atrapados.
Ya sabes que desde SED os vamos a apoyar en lo que podamos
Ya lo sé, y de veras que apreciamos vuestra colaboración, así como la de otras ONG a cuyas puertas estamos llamando. Y quiero aprovechar para dar las gracias por iniciativas creativas y originales que están surgiendo en España y en otros sitios, como la publicación del libro infantil “No me gusta la verdura”, la presentación al concurso anual de la revista Telva o un torneo de golf cuyos beneficios vendrán a nuestra escuela. La gente es creativa y solidaria como no te puedes imaginar. Por favor, seguir apoyándonos.
¡Ánimo y a seguir trabajando!, aunque las condiciones sociopolíticas del país no sean las mejores. Contad con nuestro cariño y nuestro recuerdo.