El proyecto consiste en cambiar las ventanas y las puertas, que estaban cubiertas con un material de plástico ordinario. Las inclemencias meteorológicas (luz del sol, la lluvia, el verano y el fuerte invierno) han provocado que estén bastante deterioradas y en su mayoría rotas.
En esta situación es difícil proteger a los niños. Por ello, es necesario cambiar las ventanas por unas nuevas de madera. Éstas perdurarán sin problema unos 40 años.
Hay 84 ventanas en el total de las dos plantas del edificio, 16 de ellas fueron reparadas con la ayuda de algunos donantes. Se trata de arreglar las 68 ventanas restantes antes del invierno, porque durante los meses de julio y agosto dificultará el trabajo debido al monzón.
El objetivo es proporcionar a los niños un lugar adecuado donde realizar sus estudios, reemplazando 68 ventanas viejas por unas en buen estado más resistentes.
Serán 85 en total los niños beneficiados de la residencia, que, actualmente, es solo para niños. Pero el cambio protegerá a los estudiantes que cursen formación profesional en el centro en los próximos cursos y los asistentes a dichos cursos son de ambos sexos.